íthakampada «Perdidos»

El 30 de abril, 1 y 2 de mayo, íthaka estuvo un fin de semana «perdidos» en Mangirón y el Atazar. Fueron unos dí­as muy intensos, divertidos, y sobre todo legendarios, en los que el barco consiguió encontrar el camino de vuelta a casa. Para recordar esta gran acampada, Pablo Martí­n nos ha escrito una crónica con fotos para el «Cuaderno de a bordo». (Sigue leyendo…)

DISFRUTANDO DEL CAMINO… ¡¡SEREMOS AMIGOS!!

30/4/2010

Cuando llegamos, tras un atasco de coches, a Mangirón, tuvimos que esperar un rato a que trajeran la llave para luego hospedarnos en una habitación en la que dormirí­amos todos juntos. Luego nos fuimos a una zona del albergue donde hay una cancha de fútbol, donde jugamos  un partidito en donde nos divertimos todos e incluso vimos a Banana jugar al fútbol: eso fue legendario. Luego jugamos al rugby, pero habí­a que dar 10 pases y meterlo luego en un aro. Aquí­ fue cuando Banana empezó con ???yo por mi Cristi,¡¡ MA-TO!! Lo entiendes ???.

Luego empezamos a tener hambre tras haber gastado mucha energí­a, y nos pusimos afuera en un banco largo a cenar, donde empezó la guerra de los ???chascarrillos??? y de a ver quién es el que hace la cara más fea. Cuando ya por fin acabamos de cenar, Mele y Bronco nos explicaron un juego nocturno. En él, como estábamos perdidos, tení­amos que buscar una linterna para que nos diera luz y también el equipo que la encontrase ganarí­a, además habí­a que entrar en la base del otro equipo para conseguir más puntuación. Cuando nos dimos cuenta ya era muy tarde y tuvimos un rato de reflexión, en el cual tení­amos que decir por qué nos llevarí­amos a una isla desierta a la persona que estaba sentada a su derecha, y cuando esa persona ya terminaba de comentar por qué se le llevarí­a, podí­amos comentar los demás. Para finalizar, Mele leyó una historia y como siempre hicimos la oración. Jugamos  hasta las tantas a Lobos donde unos cuantos aprendieron a jugar, y no sabes cómo nos  lo pasamos.

1/5/2010

Cuando nos levantó ílvaro con su música, como a los chavales nos costaba levantarnos, los monis empezaron a darnos con las almohadas y a quitarnos los sacos. Después fuimos al baño a echarnos agua para despertarnos y para realizar nuestras necesidades. Por fin ya estábamos despiertos, así­ que cogimos nuestro desayuno, y como no, antes habí­a que bendecir la mesa. Después fuimos a recoger nuestro macuto y a darle la comida que no necesitábamos a Banana, para que no pesaran demasiado;  aunque luego tuviéramos que rellenar unas cuantas botellas de agua porque en la larga marcha no iba haber ninguna fuente. Cuando algunos llevaban unas mochilas por afuera, Banana les dijo que las metieran en su coche y ahí­ fue cuando empezamos a caminar, y también a no darnos cuenta de que nos í­bamos a dejar nuestra comida.

Empezamos con ganas de ya estar allí­, pero siempre que preguntábamos nos decí­an: ???queda más de la mitad???, y unas cuestas que hubo alguno que hizo penitencia.

Aunque paramos más o menos a la mitad de la mitad del camino, alguna o alguno se tumbó. Cuando nos pusimos en  marcha de nuevo nos lo pasamos genial con todos, pero sobre todo con Bronco por sus imitaciones y sus monólogos, pero nos pusimos ya enserio a caminar. Pero pasamos unos cuantos ratos unos delante de los demás, pero sobre todo estuvimos muy contentos cuando llegamos a la presa del Villar,y cuando la pasamos por que pensábamos que quedaba menos camino.

Cuando paramos por fin a comer, Oscar muy tranquilo dice: ???pues la comida está en la mochila que se quedado en el coche de Banana??? , pero gracias a los monitores comimos algo. alguno que otro estaba muy cansado y se tumbó, así­ que luego nos costó ponernos en marcha. Pero claro, tení­amos más paisajes que disfrutar y más camino que recorrer. Aunque empezamos todos juntos a disfrutar del camino nos separamos en seguida. Pero claro, seguí­amos siempre con el queda más de la mitad del camino, cuando ya paró de haber tanta curva, tuvimos que subir por un corta fuegos, pero luego no sabes tú qué corta fuegos. Creí­amos que estaba por dé tras de  aquella colina, pero cuando llegamos arriba nos dimos cuenta de que todaví­a tení­amos que pasar la presa del Atazar y subir una pequeña cuesta para ahorrarnos una pequeña caminata de cinco kilómetros.

Cuando por fin arribamos al albergue, nos tumbamos los seis chavales en camas y a Bronco no se le  ocurrió otra cosa que tirarse encima de una cama, y claro, se cayeron dos o tres baldas; pero lo mejor fue la cara que puso cuando se dio cuenta. También llamamos a nuestros padres, y luego nos fuimos duchando uno por uno. No nos dimos cuenta que las monis nos estaban haciendo tortitas con chocolate fundido para la hora de merendar, que como no, habí­a quedarlas besos y achuchones por su sorpresa. Cuando terminamos de merendar, nos pusimos a jugar un rato al Twister y luego al fútbol chino, en el que Chema eliminaba a la gente de su propio equipo.

Ya llegó la noche y como no, habí­a que cenar, y luego lo más divertido: juegos nocturnos, en los que habí­a que encontrar a los monis para que te firmaran la mitad, para que luego tuvieras que ir a la albergue a pasar una prueba como: culin, (hacer palabras con el culo) saltar a la comba, pelí­culas y como no cantar una canción de los grupos. El mejor juego vino después cuando jugamos a PI, que Elsa y Cris se apostaron un baño kavú para el que perdiera, pero claro, ahí­ está el que se quiere sacrificar por el equipo y se cae en unas zarzas. Luego tuvimos el momento Banana  en el que dialogamos el por qué de la gente que no viene o que no viene a las reuniones, pero todo lo que hablamos quedó entre nosotros, y luego como no, a jugar a lobos otra vez hasta las tantas.

2/5/2010

En este dí­a, ya el final, el último de la acampada, nos levantamos y para que no nos pasara nada en ninguna parte del cuerpo, estiramos un poco los músculos. Luego desayunamos, recogimos en el albergue en el que dormí­amos, para luego después de comer solo tener que recoger por la tarde el albergue donde comí­amos. Mientras tanto, nos fuimos a hacer unos juegos en una cancha de frontón, donde nos lo pasamos muy bien, como en toda acampada. Luego hubo el momento de oración en el que Bronco leyó un evangelio, y para terminar escribimos una carta acerca de que es íthaka para nosotros. Empezábamos a tener hambre así­ que tuvimos que empezar hacer la comida. Después de comer acabamos ya por fin de recoger; algunos se tumbaron en el césped y otros estuvimos jugando al fútbol con los monis. Llego la hora de la autoevaluación en la cual nos dieron las piezas de un puzle en el que salí­a esto:

Para saber que no importa lo perdido que estés, este barco siempre te ayudará a encontrar el camino de vuelta. Lo último que recuerdo fue que en el viaje de vuelta hubo mucho tráfico y que alguno se durmió.

DISFRUTANDO DEL CAMINO

SEREMOS AMIGOS

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